sábado, 22 de enero de 2011

El mecanismo de Antikythera, en Lego

La fiabilidad de unas cifras

Como cada año por estas fechas se publica el "IFPI Digital Music Report", es decir, el informe sobre cómo ha ido el negocio de las grandes multinacionales de la música según la IFPI. Para quienes no lo conozcan, la "International Federation of the Phonographic Industry" es el lobby de lobbies de la industria discográfica. Las entidades españolas a las que representa son Promusicae, AIE, EGEDA, SGAE, FAP y AGEDI.


El "Digital Music Report 2010" no es un sesudo informe sobre cómo ha marchado el mundo de la música o del negocio musical. Lleno de fotografías, ilustraciones y un diseño gráfico impactante donde domina el espacio vacio sobre el que transmite algún contenido, el informe IFPI se parece más a una presentación comercial en Power Point que a un informe académico. La relación señal/ ruido del "informe" es tan baja que resulta casi del todo inútil para cualquier propósito que no sea meramente publicitario. Sin embargo, los medios de información que habitualmente compran los puntos de vista de los organismos arriba reseñados, repiten, erratas incluidas, cualquier cosa del informe como si fuera el informe técnico definitivo sobre el asunto.


Este año, el "IFPI Digital Music Report" trae una sección dedicada a España, naturalmente no fruto de un interés repentino por las nuevas tendencias musicales en nuestro país, sino para poner a en la picota a España ("a market devastated by piracy", p. 9)  como ejemplo de las calamidades de la piratería en Internet. La sección se lee como la descripción de las plagas de Egipto, pero detrás de un ejercicio tan hueco de acrobacia con las estadísticas no hay más que diseño gráfico y argumentacion al estilo departamento de ventas. Por poner un caso, detrás del cacareado titular "España es el país con mayor número de usuarios de webs piratas" no hay ningún dato que confronte las cifras de España con otros países, fuera de Brasil y el Conjunto de la UE, y ello sólo limitándose a "selected P2P and non-P2P services" de los que no se nos da más información.


¿Y dónde están los datos? ¿Dónde la metodología del estudio? Datos y metodología proceden, como no, de the Nielsen Company. Pero llegar a ellos es lo más semejante a la búsqueda del Santo Grial.[1] Salvo que uno disponga de una fortuna considerable, estos datos quedarán para siempre fuera de su escrutinio.


Esto es lo contrario de la ciencia y de la información veraz. Si vamos a hablar en serio de cuál es la situación del negocio musical es necesario que tales datos sean puestos a disposición del público en un un plazo razonable que respete las espectativas de negocio de Nielsen. Lo contrario es pura manipulación, y cualquier juego con unas cifras que no pueden ser controladas es publicidad, no información.


[1] Intentando dar con los datos lingüísticos que avalaran las tesis de algún artículo norteamericano de lingüística generativa publicado en muy prestigiosas revistas he llegado a sentir una cosa parecida. Pero, insisto, esto no es excusa.

La Ley Sinde.2, en beta

Finalmente ha aparecido publicado un borrador de una redacción alternativa a la llamada Ley Sinde, redactado por el abogado David Maeztu. El "trámite" de este texto alternativo no ha sido probablemente ejemplar, pero por lo menos ha servido para poner de relieve dos cosas: (a) la dificultd de la tarea que Alex de la Iglesia se ha echado a las espaldas; (b) hasta qué punto la ley Sinde es completamente insuficiente para proveer de un marco jurídico satisfactorio a los asuntos que pretende abarcar.[1]

El proyecto intenta trasladar a los tribunales toda la potestad sancionadora, con las garantías que ello supone para el acusado, pero no afecta lo más mínimo a la cuestión de cuál es el nuevo modelo económico de distribución de los bienes de trasferencia digital que queremos consegir. Quizá es que ese es el pecado original de la ley Sinde, que ni roza el problema real. Porque aprobado este u otro texto, se cerrarán entre cien o doscientos servidores basados en españa, y a continuación volverán a abrirse desde cualquier otro "mercado emergente"; los usuarios de tales servicios esperarán a su reapertura, u optarán por usar proxies, y todo seguirá casi, casi igual a como estaba antes. Con lo cual pasaremos a la segunda fase del "plan de ruta" (véase el cable de la Embajada Norteamericana en Madrid ID 09MADRID59) cuyas consecuencias es difícil calcular. Dejando de lado todos los peligros que se ciernen sobre este borrador con la redacción del reglamento, la propuesta no parece que vaya a arreglar nada. Los rumores que se han oído durante los últimos días parecían presagiar un cambio más amplio. Pero probablemente Alex de la Iglesia ha hecho todo lo que estaba en su mano.


[1] Los errores de redacción de este borrador de propuesta alternativa no son en realidad prueba de la precipitación del/ los redactores, puesto que en el BOE aparecen a diario párrafos mucho peor redactados, procedentes del Congreso. Son sólo prueba de la falta de una tradición de rigor jurídico. El borrador dice, por ejemplo:



"El Ministerio de Cultura, en el ámbito de sus competencias, velará por la salvaguarda de los derechos de propiedad intelectual frente a su vulneración empleándose medios electrónicos o servicios de la sociedad de la información en los términos previstos la Ley 34/2002, de 11 de julio, de Servicios de la Sociedad de la Información y de Comercio Electrónico."

El participio con el reflexivo es la forma menos indicada en este párrafo, porque gramaticalmente no es posible decidir si el sujeto es el vulnerador o el Ministerio. Sin embargo, semejantes monstruos sintácticos jamás han arredrado al legislador español de las últimas décadas. Más adelante, en la modificación del artículo 158 del texto refundido de la LPI el proyecto dice " frente a su empleándose" [sic] donde, en lugar de corregir el participio, se olvidan del sustantivo.

miércoles, 19 de enero de 2011

La Ley Sinde, según Sinde

La Ministra de Cultura González-Sinde ha publicado en El País un artículo de opinión titulado "El adversario es otro" donde explica la visión que tiene del conflicto que enfrenta a su Ministerio con los internautas.

El argumento de la Ministra es muy sencillo: unos “jóvenes hastiados de una sociedad en la que no se reconocen y en la que encuentran poco o ningún espacio para la expresión y la participación” están utilizando Internet para atacar a “la gente de la cultura. ¿Y por qué hacen tal cosa? La Ministra responde: porque “la pérdida de lo público, la crisis de las instituciones, la indiferencia hacia la política, la precariedad de nuestros vínculos laborales o personales, la incertidumbre y la desconfianza, sumadas a una economía de mercado que huye de las reglas, hacen de Internet en nuestro imaginario una importante alternativa al orden de cosas que conocemos. Se equivocan esos jóvenes, sigue el argumento de Sinde, porque su enemigo real “está en otro lado haciéndose más y más fuerte”. Este enemigo son “grandes intereses económicos (los verdaderos dueños de la Red)”, dice la Ministra, sin identificar claramente a tales intereses. Todo ello se arreglará cuando se apruebe la ley que lleva “el apellido de mi abuela”.

Sencillo. Y completamente erróneo. O quizá no completamente. Veamos.

Es un poco sorprendente que el artículo sólo identifique las protestas de los jóvenes. O los informes de la Ministra se centran sólo en ese grupo de edad, o se trata de una figura retórica para hacer más digerible el argumento de que los revoltosos son un colectivo aturdido y fácilmente manipulable. En realidad, los usuarios de Internet que se oponen a la ley Sinde no son sólo jóvenes. Son niños, jóvenes, adultos y ancianos. Y no se enfrentan a "la gente de la cultura" sino a una ley que, a su juicio, defiende los intereses de la SGAE. (Aquí habría que decir que las pancartas no siempre están actualizadas, porque la SGAE opera hoy dentro del lobby llamado “Coalición de Creadores” que representa, además, a Promusicae, EGEDA, FAP, ADIVAN y ADICAN.)
 
Si uno no está en el ajo de lo que ocurre en el Ministerio de Cultura, para entender la alusión que hace la Ministra a los “grandes intereses económicos” que constituyen el “enemigo” de los internautas conviene conocer el cable de la Embajada Norteamericana en Madrid ID 09MADRID593, con calificación de “Confidencial” filtrado por Wikileaks el día 21/12/2010 (todavía no publicado por "El País". En él podemos leer el disgusto de la Ministra ante la falta de acuerdo en que acabaron las negociaciones entre, por un lado, la “Coalición de Creadores” y por otro la asociación de proveedores de acceso a Internet (Redtel ISP), capitaneados por Telefónica.

Telefónica y los otros ISPs tienen su propia visión del negocio: ellos piensan que todavía no le están sacando a Intenet todo el provecho que pueden. Piensan (como cuenta Alierta en este vídeo) que todavía pueden exprimir mucho más a los consumidores (cobrándoles por todo lo que vean y descarguen en la red) y también a los proveedores tradicionales de contenidos (obligándoles a que compartan con ellos el pastel), igual que ya han hecho con los fabricantes de teléfonos móviles. Esto, junto con el acuerdo ACTA, es el mayor peligro que tiene Internet hoy por hoy, y es notable la valentía de la Ministra a, si no denunciarlo, por lo menos ponerlo encima del tapete.

Éste es, por tanto un juego con cinco jugadores: a) Los creadores de contenidos artísticos e intelectuales; b) los consumidores de tales creaciones (Internautas); c) los proveedores de acceso a Internet (ISPs); d) los tradicionales "proveedores de contenidos" (en España representados por la "Coalición de Creadores"); e) los poderes públicos, representados por el Ministerio de Cultura.

No cuento entre los jugadores a la Prensa, que en cualquier juego político son el "(x+1) poder". Tampoco cuento a la Embajada americana, que actua de intermediario de las empresas de su país. Finalmente es muy importante destacar que entre los proveedores de contenidos no sólo debe contarse a la "Coalición de Creadores" sino, con al menos tanta influencia, a los lobbies de las grandes multinacionales americanas, europeas y japonesas.

El artículo, por tanto, parte de una identificación entre "la gente de la cultura" (que sería "a") y la gran industria de la cultura (que sería "d"). Esta identificación es preocupante, y en todo caso debería dejarse bien claro que esa es una percepción de la realidad que está muy lejos de la que tienen los Internautas

Erradas o no, las movilizaciones contra la Ley Sinde son un movimiento en contra de un modelo económico ya agotado al que se aferran las grandes productoras y distribuidoras por la única razón de que es el único que conocen sus altos directivos. Lo que pide Internet es que se dé libertad a los creadores y que surja un nuevo modelo de distribución de la cultura que podrá estar en mucha mayor medida en sus manos, y en mucha menor medida en las de las grandes corporaciones (que sin embargo seguirán existiendo con toda probabilidad y teniendo su importancia). Es una desgracia que las grandes distribuidoras, promotoras y productoras desperdicien tanto talento, especialmente joven, porque sus directivos nunca han comprendido cómo funciona Internet.

La ley Sinde es un sostén temporal para mantener en pie un modelo económico que está casi muerto. Esto lo han  comprendido los ISPs mucho mejor que la Coalición de Creadores (por algo  su negocio se llama Internet). Los ISPs quieren cambiar el negocio, pero en  su propio beneficio, y a su manera, que al parecer no pasa por consultar sus decisiones con el Ministerio. Lo que denuncia la Ministra es una pugna entre dos modelos de "mercado de la cultura": El modelo de la Coalición de Creadores (que es el que de algún modo apuntala la Ley Sinde) que ya no funciona vs. el proyecto de los ISPs, que consiste en convertir Internet en algo tan  manipulable, aburrido y rentable como (en su día fueron) la televisión o la radio. Los internautas, por su lado, buscan otro modelo alternativo, que debe surgir de la confluencia de  intereses de los creadores, los consumidores y unos líderes políticos  responsables y con conocimiento de las nuevas tecnologías.

El movimiento a favor de una Internet libre es un movimiento a favor de la libertad en la sociedad de la información. Los últimos acontecimientos de Túnez son una buena muestra de la importancia de Internet como alternativa a los medios tradicionales de comunicación para defender la libertad en todas las partes del mundo.

Los internautas y sobre todo los creadores están esperando la oportunidad de que, por una vez, sean ellos los que comiencen a definir el nuevo modelo de distribución de los contenidos culturales. Y para ello sería necesaria la colaboración de un Gobierno sensible en primer lugar a tales intereses.

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